En España se tiran 8 millones de toneladas de comida al año y Europa desecha la mitad de los alimentos que produce.
Un grupo de ciudadanos normales ha creado la Red de Recuperación de Alimentos de Rivas (RRAR) y ha conseguido rescatar, antes de que lleguen a los contenedores de basura, 1000 kilos de productos a la semana para llevarlos hasta las mesas de un gran número de familias que viven bajo la alargada sombra de la pobreza.
Familias con todos sus miembros en paro, jubilados a cargo de sus hijos o nietos cuya pensión no llega para todos, pequeños empresarios endeudados que no pueden vender su casa para liquidar sus deudas o trabajadores “low cost” con empleos y sueldos precarios, entre otros muchos. Ese es el perfil de algunas de las personas que tienen que recurrir, hoy por hoy, a la solidaridad para poder comer.
La pobreza en España
¿Podrían ser ellos los nuevos pobres de los que habla el Informe de Intermon Oxfam “La trampa de la desigualdad” que se acaba de publicar?
El estudio dice que 1 de cada 3 nuevos pobres en Europa será español en 2025. También que de los 25 millones de personas sumidas en la pobreza que habría en Europa en ese año, 20 millones serían españoles. Nada más y nada menos que el 42% de la población de nuestro país.
Los datos asustan, sin duda, y caen a plomo sobre nuestras esperanzas magulladas. Amenazan con convertirse en la cruda realidad si nuestros dirigentes no dan un golpe de timón que ponga rumbo a las reformas estructurales que realmente se necesitan para evitar la gran brecha social.
La tasa de pobreza en España es actualmente del 21’8%, según el informe Exclusión y Desarrollo Social en España de Cáritas.
940.000 españoles tienen trabajo, pero precario y viven bajo el umbral de la pobreza.
¿Cómo pueden pasar hambre 2 millones de niños en nuestro país cuando en España se tiran 8 millones de alimentos al año y Europa desecha la mitad de los alimentos que produce?
Se precisa algo más que sacrificio, voluntad y esfuerzo ciudadano para recuperar el barco a la deriva de la economía. Porque sacrificio, voluntad y esfuerzo existen en la ciudadanía de a pie. También iniciativa, ganas de trabajar y SOLIDARIDAD con mayúsculas. Pero, si no se sabe encauzar y aprovechar, sumar y no restar, ¿dónde quedará la torrencial fuente de energía que en esta etapa están invirtiendo muchas personas para salir adelante y para ayudar a otros a hacerlo?
La batalla contra el hambre de la Red de Recuperación de Alimentos de Rivas (RRAR)
Hablo de “ciudadanitos” (en realidad grandes ciudadanos), diminutos en comparación con los grandes poderes. Ciudadanos como los voluntarios que conforman la Red de Recuperación de Alimentos de Rivas (RRAR), personas que han conseguido mucho más en su municipio que grandes organizaciones profesionales de la solidaridad que todos conocemos y que, no obstante, también están realizando una valiosa labor en estos tiempos.
La Red de Recuperación de Alimentos de Rivas (RRAR) nace de la Asociación Intertiempo de la misma localidad. En noviembre de 2013 cumplían su primer año y en este tiempo record, ya habían conseguido repartir a la semana 1.000 kilos de comida entre 80 familias necesitadas de esta localidad madrileña.
Tuve la oportunidad de conocerles buscando temas para poder hablar, en un reportaje audiovisual para una nueva televisión online, Tm-Ex (la televisión de los madrileños por Internet), de la cara positiva de la crisis y contribuir así a cambiar el pesimismo feroz que nos rodea. Encontré a gente comprometida: trabajadores en activo, parados, jubilados, estudiantes, mayores, niños…Algunos con graves problemas que no les impedían aportar su granito de arena para hacer la vida de otros mucho más fácil aunque para eso tuvieran que complicar la suya propia.
Pocos rodajes en mis más de 15 años de profesión han conseguido llegarme tan hondo.
Es admirable que un grupo de más de 100 voluntarios, que trabaja de forma totalmente altruista, conforme una red solidaria tan extensa, organizada y solida:
– que consiga implicar a una lista cada vez más creciente de tiendas y establecimientos que donan los alimentos no aptos para la venta pero sí para el consumo.
– que con sus propios vehículos los recojan, los clasifiquen, ordenen y distribuyan dependiendo de las necesidades de las familias (teniendo en cuenta su religión, si hay celiacos o personas con alguna otra intolerancia, si hay hombres o mujeres de cara a incluir los productos de higiene adecuados, etc)
– que logren que participe el 60% de los centros educativos del municipio y que sean ellos mismos – los propios colegios, institutos o centros especiales- los que detecten a las familias necesitadas y les entreguen la comida respetando el anonimato.
– que atiendan a todo el que directamente pide y necesita ayuda
– que todo, incluida la comida, lo hayan conseguido a través de una admirable cadena solidaria y sin dinero: el local, los frigoríficos, la luz, etc.
– Y que no sólo recuperen alimentos que, de otra forma, acabarían en la basura, sino que recuperen también personas que vuelven a confiar, a levantarse y a tener ganas de luchar al sentir que por muy mal que estén las cosas hay alguien dispuesto a echar una mano a cambio de nada.
La Red de Recuperación de Alimentos de Rivas (RRAR) no sólo lleva comida, también ESPERANZA, alimento para el alma sin el cual nadie puede sobreponerse ni tampoco vivir.
Esta crisis ha puesto patas arriba muchas cosas, pero nos ha obligado también a recuperar valores que estaban en barbecho y a redefinir otros como la solidaridad o la dignidad. La solidaridad, no entendida como caridad sino como apoyo, estímulo y ayuda. ¡Mañana puede tocarte a ti! La dignidad, despojada de artificios, del humilde que reconoce su debilidad pero sigue atesorando su grandeza de corazón como ser humano.
Es la lección anticrisis que he aprendido de mis amigos de la Red de Recuperación de Alimentos de Rivas (RRAR).
Ellos son el “David” contra el “Goliat” de la crisis.
Un reportaje para la RRAR
El esfuerzo y la entrega de esta gran red unida logra vencer cada día pequeñas batallas, decisivas en la vida de valientes como Rosa, una de las protagonistas de nuestro reportaje “Solidaridad en red”.
Rosa es usuaria y a la vez voluntaria de la Red de Recuperación de Alimentos de Rivas (RRAR
. Alguien que ahora sonríe a la vida después de sobrevivir al infierno del maltrato y ahora a la falta de recursos económicos. Y todo gracias al regalo de sentirse útil, valorada, querida y arropada por esta fabulosa red. No es la única que se siente así.
Junto a todos los tocados y hundidos por la crisis, un grupo de ciudadanos rema contra corriente en las aguas resacosas de la recesión.
A la espera de esos brotes verdes que no terminan de germinar continúan trabajando y reclutando apoyos y simpatizantes.

Varias generaciones de voluntarios de la RRAR -desde la más pequeña a la de más edad- participaron en la inauguración de la Fiesta Solidaria de Rivas 2013
La Fiesta Solidaria de Rivas
En su primera Fiesta Solidaria, celebrada los días 13 y 14 de septiembre de 2013, que también organizaba el Ayuntamiento de Rivas y la ONG “Guanaminos sin Fronteras”, la Red de Recuperación de Alimentos de Rivas (RRAR) logró recoger en tan sólo dos días 525 kilos de productos.
Para evitar que 20 millones de españoles vivan en la pobreza en 2025 y que un 20% de ricos gane 18 veces más que en la actualidad, hace falta que quien realmente tiene el poder de decidir ponga los cimientos sólidos para el crecimiento y haga los cambios profundos que este país necesita porque:
“Nadie es una isla, completo en sí mismo. Cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti”.
John Donne
Agradecimientos: A todos y cada uno de los voluntarios de la Red de Recuperación de Alimentos de Rivas y en especial a Toñi, Javier, Luisa, Pilar, Carlos, Rosa, Paco y José Antonio sin cuya iniciativa, generosidad y entrega, este artículo y el reportaje “Solidaridad en red” de www.tmex.es no habría sido posible. Gracias a mis compañeros Santi Rodríguez y Antonio Alvárez, por su estupendo trabajo de rodaje y montaje y a TmEx por hacer del exilio un lugar de acogida, solidaridad y de esperanza; una plataforma profesional de calidad, vehículo de comunicación con vocación de servicio público.